24 de septiembre de 2012

¡Este es mi cuerpo! ¡No el tuyo!

En una sociedad donde todas las personas, y en especial las mujeres, tienen que ser, estar y amar según se espera de ellas.

En una sociedad donde la edad, el género, el color de la piel, la apariencia física, el nivel económico, la orientación sexual, el estado civil, las ideas políticas, las creencias religiosas y el nivel cultural  condicionan el nivel de aceptación y el nivel de rechazo de cada persona.

En una sociedad donde sólo existe una manera óptima de relacionarse. Las mujeres deben relacionarse con los hombres, accediendo a sus deseos, cuidando de ellos,  aceptando sus opiniones y minimizando sus propios deseos y opiniones.

 
En una sociedad donde la salud se ha convertido en un negocio, se inventan enfermedades, se potencian angustias relacionadas con pequeñas disfunciones corporales y se ofrecen tratamientos innecesarios, que condicionan la aparición de otras enfermedades.

En una sociedad donde los profesionales de la salud van olvidando la necesidad de las personas a recibir una información objetiva, científica y alejada de intereses económicos, sobre las distintas opciones ante una enfermedad y a respetar la opción que decidan.  

En una sociedad donde las personas enfermas son juzgadas por sus conductas, como si fueran culpables de haber enfermado.

En una sociedad donde quienes deciden sobre la salud de las mujeres, no consideran sus necesidades, dificultándoles o negándoles la posibilidad de decidir libremente sobre su sexualidad y su reproducción. 

En una sociedad que ha convertido el embarazo y el parto en una enfermedad, y en agresión lo que debería ser una fiesta.
En esta sociedad, Trótula felicita a las mujeres que alzan sus voces para reclamar otras maneras de ser, estar, amar y cuidar de su salud





5 comentarios:

  1. buen vídeo, basta de que todos tomen decisiones por una.
    apropósito, te envié un correo, ojalá puedas contestar pronto
    un abrazo afectuoso

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  2. Me encanta este video. Gracias por compartirlo.

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  3. Hola trótula. Yo soy una de las mujeres que era feliz, todo lo que se entiende por felicidad, hasta que comencé a ir al ginecólogo. Entonces me dí cuenta que mi vida cambió por completo, que se me tenía que revisar constantemente, ecografías, mamografías, vph y si veían, sospechaban de algo más pruebas, intervenciones con todo lo que ello conlleva de tiempo, angustia etc. Con el terror al vph, comencé a ver a mi pareja de una forma diferente, casi como un peligro, porque el tuvo alguna pareja anterior y yo claro no la tuve y sin embargo el me podía causar sino cancer si el tener que estar de una a dos veces al año teniendo que pasar por esa situación tan incómoda y luego esperando resultados que podrían llegar a más preguntas e inseguridades y luego que si mamo, eco otra y otra vez.
    Mi madre solo fue una vez al ginecólogo y me decía que solo iba cuando notaba algo anormal pero que prefería ser feliz que no vivir angustiada constantemente, que eso la hacía enfermar y que si se hacía con esto porque no el cardiólogo etc. Creo que todo es malo por exceso y por defecto, las mujeres siempre hemos querido estar sanas o más sanas que los demás porque quizás mucha gente depende de nosotros. Un beso trótula y gracias por tu blog.

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    1. Siento que hayas vivido tus visitas al ginecólogo como un continuo de pruebas y angustias. Por suerte hay muy buenos profesionales, pero algunos no entienden que una parte importante de nuestro trabajo debería cosnistir en no convertir a mujeres sanas en enfermas y angustiadas cuando no lo están Tener un VPH no es estar enferma, es algo inevitable si tienes relaciones sexuales y afecta aun gran porcentaje de mujeres, que nunca estarán enfermas. Dar la información adecuada libra habitualmente de muchas angustias innecesarias.

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    2. Gracias Trótula. Una prueba irrefutable de que hay buenos profesionales me la encontré al descubrir tu blog. No te puedes imaginar el bien que haces al hacer esta labor de divulgación. Felicidades,

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